Masturbándome con tu sombra, Necesidad imperiosa de hallarte entre mis manos, Destruir mi cuerpo impune, Destruir mi pensamiento, Destruirme en un orgasmo Que dure unos segundos Entre mis dedos y la voluptuosidad De mi sexo chorreante. Vacío, vaciamiento, espasmo de un instante, En fin, fue un juego, En fin, fue nada.
No es a vos a quién extraño, No es a vos, no, es a el recuerdo De tu presencia en mis grises cielos, No es a vos a quien deseo, no, Es a tu sombra que ya no veo. No, no te hablo a vos, le hablo a tu Ausencia, a tu no presencia que ya no Viene a visitarme. Le hablo a quien no fuiste nunca Y yo imaginaba lánguida en mi puerta. Le hablo a quien soñé esa noche despierta Mientras vos me hacías el amor, Le hablo a quien creé mentalmente Pero nunca fuiste vos.
jueves, 23 de julio de 2009
Manos frías de arcilla, Neuronas masturban pensamientos Helados, sobre mi cabeza caía luz Plateada a chorros de una luna burlona, Esa luna que desde lejos me mira altiva. Esa luna que nunca tocaré con mis manos, Esa luna que es ausencia palpitante En mis neuróticos razonamientos. Si ayer salí corriendo con un grito Entre mis manos, que nunca viste, Si ayer salí agitada semidesnuda De palabras y con la mirada brillante De estrellas que se habían desprendido De mi pantalón. Si ayer, es decir mañana, dije tu nombre Al viento para que lo oigas y vengas a mí. Si nunca contuve la risa que desbordaba peces Y algas marinas, no fue por desquicio, No fue por delirio, no fue por zozobra. Fue por no saber que nunca el deseo Puede ser explicado por mi habla.
Te busqué en miles de ojos, Te busqué en centenares de labios, Entre las manos, en pieles, en lunares. Hoy te reconocí, te tuve cerca, Nos miramos y ese instante, Ese instante quedó prendido En mi cerebro, te miré y supe Que eras vos, a quien buscaba, A quien ya no esperaba, Dónde estarás ahora, te volveré a encontrar? Hoy te ví, y quise decirte tanto En tan poco tiempo, quise besarte tanto En tan poco tiempo, quise amarte tanto En tan poco tiempo. No lo hice, quedé sentada en el mismo sitio, No lo hice, me quedé con mis besos en mis puños
Despojándome de palabras, Desnudando mi cuerpo de palabras, En mis senos florecen flores de papel, Los poemas escritos en mis pezones Dibujaban su rosado contorno. Desnudando mi piel de sintagmas, De mis venas brotaban verdes versos Como la luna. En mis profundidades, los mares Cálidos exhalaban aromas rítmicos. Despojándome de palabras, Quedaba mi cuerpo mudo y blanco blanco como la espuma de estos versos
En tus gestos, en tus miradas, En tus manos que siempre se han tendido A las mías, en tus palabras. Conozco tus días grises y las noches En que te sentiste desolada. Conozco tu risa y tus formas De divertirte con los demás, Tus ironías, aguda. Te conozco en tus días Iluminados, en tu calma, En tus lágrimas. No existe otra persona Con tus mismos colores, Te reconozco, aunque no te vea, En tu voz que me ha levantado Tantas veces del suelo, Te reconozco en tus miradas Cuando prefieres quedarte callada, Te reconozco en tus palabras Y cuando no puedes parar de hablar. Te reconozco porque sos mi amiga, Desde el fondo del alma. Quiero decirte algo: si en algún Momento me hice invisible, Si no estuve, si no estuve, No fue por olvidarme de tus Junios y tus abriles, no fue Por no pensarte. Todos sabemos Que en algún momento, llega El tiempo en el que el tiempo Mismo no alcanza para vernos Como antes. Pero cuando te veo, Cuando te miro y veo mis ojos Reflejados en los tuyos, el tiempo ya no importa, Siento que no hubo noches solas, Que no existen los peligros, Porque déjame decirte que sos Mi amiga y te quiero.
La lluvia caía espesa, Humedeciendo mi memoria enrojecida, Goteaba mi cuerpo dulcemente Blanca soledad infinita. Soledad que abraza mis huesos, Soledad que acompaña mis estrellas En mis cielos multicolores. Esa soledad que calla y escucha El latido de mi corazón. Esa soledad que habla en mis venas Repitiéndome las horas que he vivido con ella. Eres fiel, mi soledad, a veces sin cuerpo, sin voz, A veces con manos amarillentas por los años. Eres las hojas secas de otoño, Eres el sol, eres mis sueños, Eres la muerte y el saber que sólo tú me acompañarás Ese día. Soledad debía ser mi nombre…
Con las alas rotas, Quiero decir mis manos, Intentando emprender el vuelo Con palabras que estallan en mis neuronas Neuróticamente funcionando. La juventud se ha escapado de mis labios Y con ella los besos apasionados, La ingenuidad se ha escapado de mi frente Y con ella los pensamientos de trascendencia. Vivir, morir, tenía un tiempo, un espacio, La voracidad de los tiempos juveniles: Morir no importa, si uno muere en la gloria… He muerto y he vivido cien vidas, y la gloria, La gloria no existe.
Cerrar los ojos para poder ver mejor, cerrar los ojos para verte, figura borrosa, demacrada, apretando los dientes, en los bordes había un lenguaje que era majestuoso, puro, apretando los dientes, sentir el frío más hermoso, sentir la sien apretada en un acto de voracidad, en un acto de vertiginosidad que anula. Ahora es cuando siento llover, ahora es cuando veo la lluvia que se reflejan en otros cuerpos que ansían esta lluvia, ya no es la mía, la que yo esperaba esa lluvia de abrazos que dieran calor para siempre. Esa lluvia de soles encendidos en los cielos de todos los universos en que me siento Natalia. No es para mi esa lluvia, pero ahora la veo. Aunque cueste escribir lluvia o amor o besos o puñal. Aunque sepamos que amor y la palabra amor son otra cosa, me duele escribir amor porque ya no sueño con escribir esa palabra.
Acaso puedes tocarme con tus alas, Acaso la lluvia puede convertirse En palabras que humedezcan mi cerebro, Acaso el día gris puede ser rosa En un sueño en el cual no encuentro Mi nombre perdido en labios que no he Conocido. Acaso detrás del lenguaje se encuentra La palabra que salva, la palabra Absoluta, la finalidad última. Acaso ese dolor que no puede ser Traducido en signos puede ser Un día soleado. Es que acaso tu mirada puede ser La luz que me salve de este morir Cotidiano, muriendo indeterminadamente En otras muertes, en otros cuerpos. Acaso con mi muerte el mundo dejará De girar 365 días. Acaso el grito que es silencio, Ese grito mudo que atraviesa mis venas Podrá ser escuchado. Callar? Derramar? Obliterar? Escribir es morir incesantemente, Escribir es naufragar en el olvido.
Imágenes flotan en el espacio, dolor intenso, mi vida ante mis ojos, palabras mudas, desesperación, descifrando lo indescifrable, cayendo lentamente al abismo los rostros pierden sus formas, miles de pestañas y miradas que no han visto nada. Mis ojos gritan lágrimas que nadie ha bebido con sus labios, el ocaso es más rojizo y duele en el paso del tiempo tan paradójicamente igual, lo inmutable y lo mutable del tiempo en mis venas verdes a puntos de estallar sangre roja, roja como las noches crudas de invierno. Esos violines llegan a desesperar, son tan perfectos, y yo revuelvo, hurgo, cavo en las fosas de la muerte, cavo como una loba sedienta de paz, revuelvo en mi propio ser, re/vuelvo mi cuerpo, vuelvo.
Desplegar las alas vencidas, agitarme sacudiendo esqueletos de palabras balbuceantes con ojeras del día miércoles, habría que gritar fuerte, muy fuerte, para poder luego callar un silencio largo como el invierno de los pobres. Memoria de Natalia desgastada, memoria de una puta que con el tiempo fue poniéndose triste, lánguida y polvorienta en las tardes de mayo que se extendió hasta junio que se extiende hasta julio. Escribir se parece a un vómito, es un acto violento, subversivo. Es un acto sangriento, se escribe siempre sobre los muertos, o en ellos, se escribe sobre su voz. Escribo mi propia muerte.