Ojalá estuvieras aquí
Así que ahora distingues la brisa
del viento, la hora del reloj en la pared
marca las 2 de la madrugada
y es tu ausencia tan transparente,
que mis ojos no perciben tus destellos,
así que en tu viaje te diste cuenta
del amarillo del otoño y que mi corazón
es gris de invierno, me decías: “antes reías
más” y es que con 18 años uno tiene una sonrisa
por delante, un mundo que derribar.
La realidad a veces es otra: el mundo te derriba.
Las palabras son tan pequeñas esta noche
y la luna, belleza naranja a las 12 de la noche
se ha muerto en el blanco pálido de mi rostro,
la belleza de esta noche tan fría, poblada
de estrellas lejanas, me resulta indiferente,
casi inapropiada.
Calla noche, calla, déjame que beba
tu universo constelado, déjame
que me llene con tu abrazo iluminado,
no me dejes sola con mis fantasmas,
no me dejes esta noche en que recuerdo
un cuerpo que ya es frío como un puñal,
un cuerpo que ha sido devorado por gusanos,
un cuerpo atrapado en su propia red.
No dejes que recuerde besos que ya no serán
míos ni de nadie, no dejes que recuerde
un nombre que ya no puedo pronunciar.
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