martes, 1 de diciembre de 2009

Laberintos


Lo peor del amor es cuando pasa
cuando al punto final de los finales
no le quedan dos puntos suspensivos...

He llamado.
Llamé a tu sombra que se reflejaba
en mi ventana
llamé con vehemencia a ese pájaro
que solía aparecer cuando nos despertabamos
He llamado con canto de sirena
hechicera
he llamado al sol tan insoportablemente
amarillo y fulgurante
he llamado a tus ojeras y le confíe
mis mares íntimos
he llamado y las llagas
cubrieron mi cuerpo
putrefacto.
He llamado al calor de tu cuerpo
en las noches donde sangran
mis venas
he llamado a tus muslos de hombre
rebosantes de perfumes eróticos.

Silencio sepulcral,
hastío,
dolor infestimal
la nada que nadie me ofrendó,
las manos vacías
las saetas que Artemis arrojaba
los cuchillos que cortan las horas
las horas del reloj
los vestidos harapientos
los besos acusándome
las espadas
los labios
tus manos
tu cuerpo agitándose
el mío extasiándose
las alucinaciones
los duendes negros
la noche inmortal

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