domingo, 26 de abril de 2009

Naderías


Remolinos de viento,
jugueteando con las hojas doradas,
vuelos de mariposa sobre tu pelo
revuelto, estabas tan hermosa
despreocupada.
Estabas tan fresca, tan joven,
me llamabas haciéndome un gesto
con las manos, querías que te corra,
a veces para complacerte,
corría detrás tuyo, solamente
para escucharte reir, a veces
prefería quedarme y mirarte.
Te enojabas y eso me gustaba,
porque entonces, querías
tirarme en la arena y yo podía
sentir tus caderas.
Todo eso se fue perdiendo,
lo olvidamos en algún momento,
en otros cuerpos, en otras manos.

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