Envolviéndote con mi niebla,
transportándonos al infinito,
de nuestros cuerpos se desprendía
poesía.
Miradas que decían rosas y crisantemos,
caricias como mariposas revoloteando,
lenguas que abrasaban, chorreando mares,
dibujando nuestros contornos.
Me penetrabas una y mil veces con tus palabras,
esas palabras que solo quiero oir de tu labios,
esas palabras que encienden mis bosques.
La música que imaginabamos en nuestras pieles,
la música que solo contigo puedo componer,
música que desgarra, convirtiéndome en loba sedienta.
El deseo de conquistar tus tierras, tus mares,
tus bordes, tu boca recorriéndome,
mi boca descubriéndote, tu nombre como un susurro,
mi nombre en tus dedos.
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