viernes, 14 de agosto de 2009

Tatuada


Donde habita mi nombre,
afuera
una noche solar,
tal vez
la luna me bañe de ausencias
para gritar silencios plateados.

En ese borde donde caigo
las alas,
oh! inmensas alas
que no sirven para este volar
perpetuo.

Errante, vagabunda y nocturna,
desterrada
y mi sombra danza mientras
mi cuerpo se inmoviliza.

A qué callar, a qué guardar silencio,
si no puede decirse
si es un camino incierto

Un nuevo sol resplandece
y yo (o este creerse yo)
visto de cenizas

1 comentario:

  1. transeúnte sin identidad...
    celebro las hermosas y sabias imaqines móviles que regalás en esta poesía
    bellisimo...

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